La historia de una aceituna
Del olivo una vez caída.
Valiente, brava y decidida
Decidió saltar de su cuna.
"¡Quiero ser peregrina!"
gritó entusiasmada al olivo,
Mas no sabía qué hacer.
"Aceituna, si eso quieres ser..."
(Éste le susurró al oído)
"Entonces tan solo camina".
Rumbo al norte, sin descanso,
Grandes ríos, prados mansos...
Prendada de su gastronomía,
Qué manjares.. y no la culpo,
Pues "Está bien vivir de la lluvia...
¡Pero mucho mejor inflarse a pulpo!".
Y anduvo,
mas sin saber aún por qué lo hacía,
Y se detuvo,
Al llegar a Santiago el último día.
"Ya sé qué es ser peregrino,
Ya sé qué busca este cisma".
Y es que al final del camino
Se encontró consigo misma.
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