martes, 31 de marzo de 2020

CONFESIÓN

Confieso que soy culpable
de quererte.

Por el delito de nacer
y el pecado de respirar.

Por ensuciar con mis manos
la belleza más prístina.

Por romper con mi estupidez
el andamio que me sostuvo.

Confieso que merezco castigo
y pena condenatoria.

Pues no debo salir impune
ni mi crueldad airosa.

Pues tu vida resbaló entre mis manos
como agua de Mayo.

Pues sé que fue por mi culpa
que ahora ande escribiendo estos versos.


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